El sexo en vertical

Es un día caluroso en un puesto de tacos, situado en plena avenida de la ciudad, se encuentran sentados comiendo desentendidamente una mujer de entre 25 y 30 años, morena de estatura media, con su cabello largo a media espalda rizado y negro recogido en una media coleta, su rasgos físicos son un poco de mulata, pero no tan marcados como para llamar la atención, podría parecer simplemente una mujer morena oscura. Es delgada, de senos pequeños, pero firmes, usa un vestido recto, pero no entallado sin mangas, sencillo a la altura de la mitad de la rodilla y unos zapatos sin tacón. Es tan sencilla, tan común, que sentada comiendo sus tacos no ha logrado captar sobre manera la atención de ninguno, junto a ella esta un hombre de su misma edad, también moreno, con un pantalón de vestir de un tono claro y una camisa de manga corta muy fajadita, sus calcetines del color del pantalón y su cinturón del color de los zapatos perfectamente lustrados, su cabello rizado y corto, un corte clásico. Aunque su ropa no es fina, él si llama la atención porque toda su finta es de galán de barrio pobre.
 
De pronto suenan los acordes de la canción “_________” y la mujer se para, sus caderas hipnotizan a todos, no tanto por su firmeza y buena proporción, ni por su cintura pequeña o sus piernas torneadas, que ciertamente son evidentes, si no por la manera en que se mueve al ritmo de la música.
 
El hombre que la acompaña, la mira, pero sin ninguna extrañeza como si fuera algo normal, en cambio el resto de hombres, la miran extasiados, sin poder pronunciar palabra. Ah porque olvide mencionar que solo había hombres en ese lugar, el taquero y su ayudante, dos vendedores de una refresquera que estaban comiendo ahí mismo y un repartidor de agua en motoneta que iba pasando por ahí, y que no pudo evitar detenerse.
 
Ella extiende su mano al hombre que la acompaña y él sin dudarlo y sin dejar de mirarla, pero no embelesado como los demás, si no con seguridad y dominio de la situación se levanta y empieza a bailar con ella.
 
Todos están extasiados, comienza a acercarse mas gente, la pareja parece que no se diera cuenta de la situación, siguen bailando pero como en otro mundo, en otra dimensión, con una sensualidad como si fuera otra forma de hacer el amor, supongo que las miradas de todos elevan su éxtasis personal.
 
Hasta que la canción termina y esta ahí un oficial en su patrulla, que pretende llevarse a la pareja a la delegación por faltas a la moral o alterar la vía publica o cualquier pretexto similar, los presentes se inconforman, ella esta callada, tranquila pero a la expectativa, él tranquiliza a todos y decide subirse a la patrulla, diciendo que la sanción no es grande y que el patrullero lo que quiere es una "mordida" y no se la piensa dar, entonces ella los sigue y camina hacia la patrulla con un aire natural, pero ese andar desentendido lleva consigo un movimiento de caderas que deja a todos de nuevo inmóviles y boquiabiertos. El único que logra salir de su aletargamiento es el ayudante del taquero, un muchachito de 16 años, que vuelve a encender el aparato con la misma canción. Ella esta metiendo un pie al vehículo, pero ante los primeros acordes lo saca con ritmo y vuelve a estirarle la mano a su compañero, que esta ahí dentro...